Llegados a este punto de la historia, algunos temeréis por mi vida, otros en cambio desearéis que este demonio me devore y desaparezca para siempre. Para unos y para otros os diré que como ya habréis notado no consiguió devorarme, de otra forma no estaría aquí contándoos lo sucedido. Eso si, como en toda guerra, aunque hay vencedores y vencidos, incluso aquellos que al final de la contienda salen victoriosos deben pagar por ello un alto precio…….
Ignore su pregunta y aterrorizado y temblando continué preparándole la cena. Pronto el miedo dio paso a la resignación. Sabía que mi final estaba próximo y empecé a asumirlo. Pensaba en mi familia, mis padres, ¿Qué pensarían cuando descubrieran mi desaparición? Al principio me buscarían. Con el tiempo, dejarían de hacerlo y también se resignarían. Mis amigos, ¿me echarían de menos? Mi novia, solo llevábamos juntos unos meses, ¿Qué pensaría cuando dejara de llamarla y no contestara sus llamadas? Ella había estado una sola vez en mi casa. Quizá viniera a buscarme, pero nunca me encontraría.
Mi mente y mi cuerpo se llenaron de ira, no podía resignarme. Tenía que luchar. Quizá destrozar la casa para que notaran mi lucha….. pero eso no me ayudaría a sobrevivir. Debía luchar, luchar contra el demonio, enfrentarlo y vencerlo. Sí, debía vencerlo.
Miré por el rabillo del ojo y vi que me observaba de lejos, no me perdía de vista ni un momento. De repente me dijo - comida, me estas quemando la carne y te dije que me gustaba casi cruda, sácala ya del fuego.
Emplate la carne y la lleve hacia la criatura que me indicó que la dejara en la mesa.
- Ponme algo de beber.
Me acerque al frigorífico y en ese momento vi mi oportunidad. Había un cuchillo de trinchar sobre la encimera junto al frigorífico. Abrí el frigorífico cogí una cerveza y la descorche, y cogiendo con la otra mano el cuchillo me dirigí hacia mi víctima. Deje la cerveza en la mesa y rápidamente lance el cuchillo hacia su corazón (o lo que tuviera en el pecho). Vio venir el golpe y esquivó lanzando el brazo de manera que el cuchillo se clavó en su costado. Dio un salto y me empujó. Caí al suelo de espalda. Había fallado, solo quedaba huir.
Me levante lo más rápido que pude y salí corriendo hacia la puerta. Note algo pasar junto a mi cabeza y estrellarse en la puerta. Me había lanzado el cuchillo y no me había dado por muy poco.
Antes de llegar a la puerta cayó sobre mi con toda su fuerza arrojándome al suelo, clavándome sus uñas en la espalda. Me dio la vuelta riendo – pensabas que ibas a escapar, estúpido, ha llegado tu hora - No me iba a rendir y forcejee con él para intentar levantarme, pero no había forma. Entonces vi sus hileras de dientes afilados mientras sonreía a escasos centímetros de mi cara. Me lanzo un tremendo mordisco en el hombro y en el cuello. Unas punzadas de dolor recorrieron mi cuerpo. Un dolor tan agudo que casi me hizo perder el conocimiento.
Mi mano palpo un objeto que cogí, era el cuchillo. Lance el cuchillo contra su cuello y esta vez acerté de lleno. Volví a repetir el movimiento esta vez girando el cuchillo para hacer más daño. Entonces lanzó un bramido y dio un salto alejándose de mí. Le había seccionado para del cuello y sangraba, una sangre oscura, abundantemente. Volvió a lanzar un grito. Miró hacia el cuchillo que yo todavía empuñaba y salió atravesando la ventana. Se perdió en la noche.
Me levante rápidamente y observé con el cuchillo en la mano, por si regresaba, durante unos minutos. Poco a poco fui recobrando la conciencia. Un poco de euforia lleno mi cuerpo. Sentía una extraña sensación de victoria y poder. Había vencido al demonio. Recordé el mordisco de la bestia y llevé mi mano al cuello, sentía un ligero dolor. Al mirarme la mano me sorprendió que no sangrara. Me dirigí al cuarto de baño y me miré rápidamente al espejo y quedé impresionado. Me faltaba un trozo de carne entre el hombro y el cuello y la herida aunque era de grandes proporciones no sangraba. Quizá la saliva del demonio tenía la extraña propiedad de cauterizar las heridas.
Hoy me siento aun más extraño. Mi herida en el cuello es lo único que me proporciona la prueba de que lo que anoche me ocurrió no fue un sueño. Poco a poco he ido descubriendo algunas cosas que el demonio no me contó. Quiero compartirlo con vosotros. Existen algunos casos, en los que los demonios no devoran o no consiguen devorar a sus presas. En esos casos, cuando el humano es mordido por la bestia, termina convirtiéndose en bestia. Sí, ahora soy un demonio. Y estoy esperando la próxima luna negra para realizar mi ritual de iniciación. Simplemente quiero que sepáis, la próxima luna nueva, cuando llamen a vuestra puerta, quizá sea yo.