Fragmentos del ápice de extrañar
La huella pierde la esencia en un camino que solo conoce destinos.
Mis demonios siempre dicen que todo da lo mismo y yo no lo creí.
Jamás hice caso al canto de un crespín de canales subterráneos, de lava fundida en sangre.
La luz no trae mas que aceptación a lo inexorable.
Lo inexorable parece transitar ese mismo camino.
La angustia brota por los poros y ni siquiera la suciedad tapa el atractivo olor de una incertidumbre ficticia.
Los ángeles, por su lado, palpitan la llegada de numerosas novelas antropocéntricas.
Las inundaciones se muestran alegres percibiendo el desenfreno de sus conquistas.
Ambos festejan rancios en un bunker elevado por los cadáveres que se inmolaron frente a la esperanza.
Entre un par, solo un par de decisiones, la vida se resume en un grano de arena que contiene a todo el universo.
Se encamina siempre erecto y firme a buscar lo que podría encontrar en la quietud del vacío.
Estimulado por el eclipse discontinuo de la energía que no deja alinear a los planetas en su interior.
De su ruina imploran salvajes quienes necesitan succionar su sangre, necesitan que alinee el planeta que contienen sus superficiales suspiros terrenales.
No se puede evitar calmar a la bestia sabia con algún placebo que sirva de mentira digerible.
El corazón quiere dejar que todo arda, no encuentra decisión mas sabia para buscar la verdad que hoy es una mentira impuesta.
Dejá corroer la savia que contamina tu verdadera sangre, dejá que el veneno haga efecto para el último enfrentamiento.
En un frasco de códigos encriptados, la bondad se afama por su ilustre victoria impuesta en la crueldad de sus cadenas.
Pero el diablo se aparece en mis sueños, nada me hace soñar la intensidad de su histórica amargura como el que la padeció al ser la oveja fuera del paso.
No puede evitar la mentira, no puede negar el destino mientras lo barre dentro del núcleo duro de este agujero negro.
Me exige limpiar este desastre mientras me conformo con solo limpiar el tuyo.
Entonces me aleja y me aleja de lo que siempre estuvo tocando mi puerta.
¿Seguirás siendo un desastre cuando destruya este muro?
Pero ese señor de barba larga y túnica blanca parece estar contento de este desencuentro. La energía le brota de formas inimaginables.
¿Y qué si mi capricho hace estallar galaxias enteras?
¿Y qué si mi capricho convierte en polvo las exigencias y carnes ajenas?
Es que no puedo entender porque se separa en diques dos aguas que componen el mismo mar.
Dejá corroer la savia que contamina tu verdadera sangre, dejá que el veneno haga efecto para el último enfrentamiento.
Yo voy a estar ahí, ese también será mi último enfrentamiento, conmigo mismo.
....Hay parte dos