DeletedUser366
Guest
Nota: Desconozco la sección del foro en la que escribir esta historia e intuyo que es inexistente, así que decido dejar mis letras por este área de cultura.
Si bien se decidiese abrir una futura sección relacionada con el "roleplay" o simple interpretación agradecería que fuera movido el hilo y borrado este recuadro.
Así pues, comienzo la historia del pueblo que acaba de fundarse, con la costumbre que traigo de diversos juegos del estilo de relatar las divagaciones que cruzan por mi mente.
La voluntad de un pueblo y la furia bárbara
Corsario de Altamar se trata de un título honorífico en memoria del orgulloso pirata Phillip R. Waynolt, antiguo corsario al servicio de nobles y reyes cuya vida transcurrió entre monedas de oro, ron y mujeres pagadas con ambas anteriores cosas.
A pesar de su amplia experiencia y sabiduría sobre los mares era extremadamente supersticioso, así que cuando Eva, una gitana caribeña que se ganaba el pan adivinando la fortuna de necios marinos, le dijo que encontraría su fortuna en tierras lejanas no dudó en reunir sus tesoros y los de su tripulación, pues sus palabras inspiradoras de valor nunca dejarían de ser eficaces a la hora de convencer a sus hombres de aquello que él creía correcto. Reunido el oro de unos y de otros, provistos de ron suficiente para el viaje y acompañados de la pitonisa y una brújula zarparon dirección a lo desconocido.
Pronto avistaron y pisaron tierra que a primera vista parecía virgen, aunque comprobarían días más tarde, cuando dejaran la costa atrás y se internaran en la llanura, que no eran los únicos en el nuevo continente.
Caminaron durante días y semanas hasta que el ron se les acabó, y fue sólo entonces cuando entraron a uno de los pocos poblados que les abrían las puertas. La historia de Altamar dice que estas fueros sus palabras al tratar de comerciar con las gentes locales;
"¿Que no hay ron? ¿Ni una pizca de alcohol? Marineros comos somos agua necesitamos, si no es para navegarla tampoco la queremos para beberla, ¡pero por las barbas de mi abuelo que si no me dais algo para el gaznate os rebano la cabeza aquí y ahora"
En aquella región no conocían el arte de la destilería, y para Phillip R. Waynolt aquello era mayor pecado que faltar a la palabra de un pirata.
Así pues, se puso en marcha de buenas tierras en las que cultivar y destilar él mismo el ansiado producto, teniendo la suerte de no tener que viajar mucho más lejos de donde estaban. Con la ayuda de algunos pueblerinos y su propia tripulación construyeron los primeros edificios que usarían a modo de casas, almacén, granjas y todo lo necesario para su nuevo proyecto.
Poco a poco las gentes del pueblo se fueron mudando al nuevo asentamiento en búsqueda de tierras más fértiles, desconocedores de que allí les esperaba un mal atroz.
Durante los años siguientes el asentamiento prosperó convirtiéndose en una aldea de llanura en la que marineros y pueblerinos convivían hasta formar familias en conjunto.
A aquel lugar lo llamaría Phillip "Altamar", en recuerdo del océano.
Tras poco más de una década comenzaron a llegar problemas desde las montañas más al sur; pueblos bárbaros que habían estado observando con ojo crítico el asentamiento hasta que vieron suficiente riqueza que saquear, y aún más interesante, los rumores de un nuevo producto que saciaba la sed y ardía en la garganta.
Fueron muchas las batallas que se libraron ante diversos ataques de aquellos salvajes hasta que finalmente el pirata fundador, Phillip R. Waynolt, cayó en combate y las incursiones cesaron tras hacerse con un botín lo suficientemente grande como para darse por satisfechos y dedicarse a explorar otras áreas.
Un pueblo mermado y pobre celebró un funeral ante una tumba de piedra sobre la que colocaron una escultura con la forma de un navío, y una negra bandera pirata cubriría el ataúd en el descansaría su cuerpo para siempre.
En la actualidad, el título de Corsario de Altamar lo ostenta Seth Rogers, hombre de treinta y largos años nacido y criado en Altamar, conocedor de las historias que trajo el pirata fundador desde continentes lejanos, portador de la habilidad necesaria para la lucha y la capacidad de liderazgo que el pueblo necesita para deshacerse de la amenaza bárbara.
Con la promesa de vengar la muerte del primer Corsario, Altamar se prepara para la lucha, más grande y poderosa que nunca.
"Somos vástagos de la llanura, descendientes del mar. Portamos espadas, lanzas y montamos caballos con la determinación de un navío que rompe las olas, con la fuerza del viento que empuja las velas, portadores del terror de las profundidades sobre la tierra. Somos hombres y mujeres de Altamar"
NOTA: Como puede intuirse, Altamar es el pueblo que he fundado en el nuevo servidor, aunque llego algo tarde desde su apertura.
Espero relatar con éxito las aventuras que me encuentre por aquí, que la verdad es que escribiendo aumenta la diversión que me aporta este tipo de juegos.
Un saludín
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