El doble discurso, la imparcialidad

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EL DOBLE DISCURSO

El doble discurso es una discrepancia entre lo que se dice y lo que se hace.
Es una forma de esquivar, encubrir y reforzar el costo de una decisión. A veces es inconsciente porque se forjó en la infancia con el doble discurso del adulto: “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” y una doble norma para juzgar: “tu eres obstinado, yo soy perseverante”, que crean un modelo mental asociado a reglas como no decir lo que se piensa y ocultar los sentimientos.

Modelos defensivos Cuando se incorporan los modelos del doble discurso se produce una incongruencia entre el sentir, el decir y el hacer. Los hábitos defensivos que protegen ante situaciones incómodas: alteran la causa de los problemas, impiden el aprendizaje, sobreprotegen, evitan la corrección de los errores y disminuyen la efectividad.

Entonces se transmiten tanto mensajes incoherentes como coherentes, con cómplices de la mentira como en la historia del rey desnudo. Se requiere mucha habilidad para mentir ya que el inconsciente es sensible al engaño como lo demuestra el detector de mentiras.

Una teoría para la acción La acción da sentido a los actos porque refleja la intención. La confusión entre la teoría predicada y la aplicada resta potencia y continuidad. Quien niega el modelo que usa - su doble discurso- dice una cosa pero hace otra, está incapacitado para aprender ya que observa según el modelo e interpreta las causas a su gusto.

Conocer es saber hacer lo que se dice y aprender es corregir errores al acertar de primera vez, y dominar conceptos que sirven para explicar o para prescribir.

Hay que protegerse de los mecanismos del doble discurso: racionalizar, negar, seleccionar, ilusionarse. Esto requiere estar atento a los síntomas del procedimiento defectuoso.

Los métodos de Stuart Mill ( 1853). El razonamiento causal es nuevo en la evolución de la mente porque requiere procesar demasiadas variables que el cerebro no maneja bien, ya que actúa condicionado por su racionalidad limitada. El hombre es propenso al autoengaño, a esconder la basura debajo de la alfombra. Para detectar esa tendencia se puede empezar por detectar la contradicción evaluando en dos columnas la teoría y la práctica, en la izquierda se anotan los valores, en la derecha los pensamientos y los actos.

El razonamiento productivo. Pasar defender el doble discurso al discurso productivo implica cambiar el modelo y los valores maestros para que sea coherente, verificable, resistente a lógicas alternativas, predictivo y precursor de las conductas que lo sostengan. Una dinámica de que si p entonces q y que invite a realizar ese viaje.

En los asuntos humanos no se trata sólo de hallar la verdad sino de conseguir mejoras concretas. Los seres humanos son entes que diseñan buscando obtener lo que desean y cuando lo consiguen aumentan su autoestima, confianza, competencia y eficacia.

Porque construimos universos humanos imperfectos, el conocimiento para la acción cierra l haciéndola más efectiva. Se precisa conciencia, memoria, adecuación al contexto y que la teoría guíe la práctica. Una buena teoría promueve liderazgos positivos. Los experimentos de administración social de la acción ponen a la ciencia social al servicio de la democracia.

La historia está llena de casos que hubieran cambiado el destino del mundo al estudiarlos con el análisis de los razonamientos alternativos. Cuando Galileo fue obligado a abjurar de su teoría sobre el movimiento de la tierra alrededor del sol sus labios se movieron imperceptiblemente para murmurar: “Y sin embargo se mueve”.


El doble discurso

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* por Horacio Krell

DEFINICIÓN DE IMPARCIALIDAD
La noción de imparcialidad puede entenderse como un criterio de justicia que se basa en decisiones tomadas con objetividad. Esto quiere decir que la persona a cargo de juzgar o dirimir una cuestión debe mantener la imparcialidad y no dejarse influir por prejuicios o intereses que lo lleven a tratar de beneficiar a una de las partes.

Imparcialidad

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Por ejemplo: “La imparcialidad del juez ha sido cuestionada por los acusados”, “Me dieron la responsabilidad de elegir al mejor jugador del torneo ya que creen que mi decisión estará basada en la imparcialidad”, “En una situación así, no hay imparcialidad que valga: es imprescindible estar de un lado o del otro”.

Para entender el concepto de imparcialidad, podemos tomar cualquier disputa y dividirla en tres bloques o cuestiones. Por un lado, tendremos los intereses y las razones de una de las partes. Por otro, los intereses y las razones de la otra parte. En el medio, se ubica la imparcialidad: en base a criterios objetivos y, en lo posible, a datos fácticos, se entiende que la imparcialidad es el camino a una decisión justa.

Supongamos que dos niños se encuentran jugando en el laboratorio de química de su colegio y de pronto uno de los dos tira un tubo de ensayo por accidente. El ruido alerta a uno de los profesores, quien se dirige a la escena inmediatamente y pregunta a los dos alumnos quién ha sido; ante la ausencia de respuesta, se ve obligado a cuestionar a un tercero que cree fue testigo del incidente. Este último, a pesar de no haber visto nada, acusa decididamente a uno de los dos, ya que tiene una profunda amistad con el otro, tomando una decisión injusta y de naturaleza opuesta a la imparcialidad.

Objetividad e imparcialidad

La objetividad es un concepto fuertemente conectado con la imparcialidad. De hecho, la imparcialidad requiere de objetividad, pero implica una decisión o elección entre diversas opciones o circunstancias. En otras palabras, ser imparcial implica no tener favoritismos personales - o interés - entre dos o más opciones objetivas.

Imparcialidad judicial

Un juez es imparcial cuando «no tiene ningún interés en el objeto del proceso ni en el resultado de la sentencia».3 Como criterio de justicia, la imparcialidad sostiene que las decisiones deben tomarse atendiendo a criterios objetivos, sin influencias de sesgos, prejuicios o tratos diferenciados por razones inapropiadas.

La imparcialidad no propone, sin embargo, que todos los individuos deban ser tratados de la misma manera bajo todas las circunstancias. Se considera aceptable y coherente que determinadas personas sean tratadas en forma diferente si tal tratamiento se justifica por razones objetivas y externas.

Por ejemplo, la mayor parte de los sistemas legales establecen penas diferentes para los delitos de acuerdo a la gravedad de los mismos. Esto no implica la presencia de parcialidad: las diferentes penas se determinan según un criterio objetivo y predecible, en este caso la ley. La imparcialidad sostiene que, para todas las personas, ese criterio imparcial se aplica en forma homogénea.

Imparcialidad, independencia

La imparcialidad
esta ligada fuertemente a dos conceptos que son exigencia para el juez, la independencia y la impartialidad. Algunos autores plantean la necesidad de englobar los tres términos dentro de un concepto amplio de imparcialidad.3

Independencia

La independencia judicial es «la inexistencia de cualquier tipo de poder que condicione a la autoridad o su pensamiento».3 Un juez es independiente cuando no está en una posición de obediencia respecto a las partes en litigio.

“El Partido os decía que negaseis la evidencia de vuestros ojos y oídos. Ésta era su orden esencial”.

George Orwell, 1948
 
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